El ciudadano y su papel en la construcción de lo social

En este trabajo, el filósofo y especialista en educación Bernardo Toro ofrece pedagógicamente al lector un conjunto de delimitaciones conceptuales y  definiciones básicas acerca del proyecto de nación, democracia, ciudadanía, organización, tejido social y la construcción de lo público y de bienes colectivos.

José Bernardo Toro A.
Bogotá, 2001

INTRODUCCIÓN

El Líder: Construyendo una segunda oportunidad sobre la tierra y un elogio de la dificultad.

«(…) que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes somos en una sociedad que se quiera más a sí misma.

Que aproveche al máximo nuestra creatividad inagotable y conciba una ética –y tal vez una estética– para nuestro afán desaforado y legítimo de superación personal (…) Que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia, y nos abra al fin la segunda oportunidad sobre la tierra (…)»

Gabriel García Márquez1

Este trabajo pretende ser un aporte (y un homenaje) a los(as) líderes sociales. Está dirigido a todas las personas que diariamente, desde su campo de trabajo, buscan crear bienes colectivos: bienes o servicios destinados a la satisfacción de las necesidades comunes e indispensables que hacen posible la vida digna de todas y todos los colombianos.

El liderazgo se define aquí como la capacidad que tiene una persona o un grupo de ofrecer soluciones éticas y viables a problemas colectivos (políticos, económicos, sociales o culturales)

Es la capacidad de construir lo público, de construir lo que conviene a todos de igual manera para su dignidad, lo que convierte a la persona en líder y en ciudadano(a).

Todo líder es creador de esperanza (no de ilusiones). El(ella) sabe que la grandeza (o la miseria) y la ética (o la corrupción), no son resultado del destino o de la buena (o mala) suerte; son el resultado de lo que nosotros mismos hemos construido. Por eso siempre podemos modificar o mejorar la sociedad en la que vivimos… si lo hacemos colectivamente.

Construir bienes colectivos, construir esperanza en medio de la violencia y la corrupción es una tarea difícil. Ser líder es difícil. Todo líder ético es un «elogio de la dificultad» como diría el maestro Estanislao Zuleta.

El líder ético y democrático no parte del supuesto de que todos los seres humanos son iguales. Sabe que todos son distintos porque cada uno(a) (incluido él mismo) tiene intereses y sueños distintos. Por eso ama y no le teme a la diversidad ni a la oposición.

Para él no existen enemigos, existen opositores: personas que piensan distinto, desean distinto; pero sabe que con ellos es posible construir la unidad, a través del debate y la participación.

No le teme a la complejidad de las relaciones sociales. Sabe que la concertación y la convergencia de intereses hacia el logro de metas colectivas es un trabajo arduo pero deseable y satisfactorio. Por eso es perseverante.

Zenshin es una palabra del japonés que significa avance gradual y desarrollo continuo hacia lo mejor, partiendo de cero2. Quizás esta palabra sintetiza el sentido profundo del trabajo de los líderes sociales y comunitarios de Colombia. Es así como ellos(as) están contribuyendo a crear una segunda oportunidad para nuestra sociedad.

ESTRUCTURA Y PROPÓSITOS DE ESTA UNIDAD.

El propósito de esta unidad es ofrecer pedagógicamente al lector, un conjunto de delimitaciones conceptuales y definiciones básicas acerca del proyecto de nación, democracia, ciudadanía, organización, tejido social y la construcción de lo público y de bienes colectivos. El texto está organizado en tres partes:

Parte I. El proyecto de nación y el ciudadano.

Se inicia con una conceptualización acerca de lo que significa construir un proyecto de nación.

A continuación se propone una definición de ciudadano y la forma como se construye en la práctica la ciudadanía a través de la organización y lo que hoy significa el tejido social.

Parte II. Los principios básicos de la Democracia.

Se introduce al lector en la comprensión de la Democracia como una cosmovisión: como una forma de ver la vida y de estar en el mundo.

Por ser la Democracia una cosmovisión, se construye sobre principios. Son seis los principios que sirven de criterios para orientar la actuación, el análisis y el juicio para ir conformando una cultura democrática propia.

Parte III. La construcción de lo público y de bienes colectivos.

Se desarrolla a partir de preguntas: qué es lo público, cómo se construye lo público, quiénes construyen lo público, dónde se construye lo público, para qué lo público, cuáles son los instrumentos de lo público y cómo se puede construir lo público desde lo privado (desde la empresa).

Si a partir de este texto y de la bibliografía recomendada, la cual pretende ser básica, fácil de conseguir y útil para el trabajo de líderes sociales y comunitarios, el lector puede construir un discurso propio (acerca de lo público, la democracia y la ciudadanía) que pueda ir enriqueciendo y modificando con su experiencia y en el debate con sus colegas, esta unidad habrá cumplido sus propósitos. Este es el criterio de evaluación.

PARTE I

EL PROYECTO DE NACIÓN Y EL CIUDADANO3

1.1. EL PROYECTO DE NACIÓN: UN PROYECTO ÉTICO DE CIUDADANÍA Y PRODUCTIVIDAD.

La aspiración máxima de una sociedad es convertirse en nación, es decir, en ser una sociedad que tiene un sentido colectivo de futuro propio, que le permite orientar todas sus actuaciones e instituciones en una dirección determinada. Es este sentido colectivo de futuro lo que diferencia a una nación de un territorio habitado.

Una sociedad se convierte en nación cuando es capaz de responder proactiva y colectivamente a los desafíos que le presenta la historia.

Así como un hombre o una mujer se convierte en persona de carácter, en la medida en que es capaz de responder propositivamente (proactivamente) a los desafíos que le presenta la vida, una sociedad se cohesiona y se proyecta si es capaz de entender cuáles son los desafíos que debe superar colectivamente.

H. Gómez Buendía4 dice que «Colombia afronta hoy siete grandes desafíos: el internacional (con el narcotráfico como punto álgido); el civil (en especial la violencia); el político (el déficit de legitimidad); el económico (inserción en la aldea global); el territorio (integración nacional), y el ecológico (sostenibilidad)».

Los problemas o desafíos sociales se superan identificando acciones superiores positivas que, al irse logrando, van haciendo desaparecer lo negativo y dándole existencia a los bienes positivos. El mal no se supera luchando contra el mal, sino haciendo abundar el bien, dice la Biblia.

El problema no es la violencia; la violencia es la consecuencia de no haber sido capaces de construir un orden ético de convivencia, fundado en los Derechos Humanos. Si mañana se callan los fusiles, no hemos aún resuelto el problema de la violencia; nos toca construir la convivencia si queremos tener un futuro.

Bajo esta perspectiva podríamos decir en términos positivos, que podemos superar los siete problemas que plantea H. Gómez Buendía si nos proponemos colectivamente:

a) Construir un orden ético de convivencia democrática.

b) Convertirnos en un país éticamente productivo sin pobreza interna.

En la medida en que vayamos construyendo un orden ético de convivencia democrática, podemos ir superando la violencia, fortalecemos la integridad del territorio y la legitimidad de nuestras instituciones y podemos enfrentar el narcotráfico. Poder enfrentar el narcotráfico requiere de una decisión ética de toda la sociedad.

Así mismo, si nos decidimos a crear riqueza éticamente, es decir, a producir bienes y servicios abundantes, que favorezcan la dignidad humana de todos los colombianos, podremos superar la pobreza, insertarnos adecuadamente en los mercados globales e iremos descubriendo cómo cuidar y explotar el entorno ecológico.

En síntesis, se propone como proyecto de nación un proyecto ético de ciudadanía y productividad, que guíe todas nuestras actuaciones.

La ética se define aquí como el arte de elegir lo que conviene a la vida digna de todos. Y se entiende por vida digna, hacer posibles para todos los Derechos Humanos.

Esto es lo que significa construir el Estado Social de Derecho que propone la Constitución Nacional (Artículo 1o): El Estado tiene sentido y la sociedad tiene sentido si ambos, Estado y sociedad, son capaces de construir un orden social, político, económico y cultural que haga posible los Derechos Humanos para todos y todas.

1.2. EL CIUDADANO.

Un ciudadano es una persona capaz, en cooperación con otros, de crear o transformar el orden social que ella misma quiere vivir, cumplir y proteger, para la dignidad de todos.

Ser ciudadano implica entender que el orden de la sociedad (las leyes, las costumbres, las instituciones, las tradiciones, etc.) no es natural. El orden social es un invento, una creación hecha por los hombres y las mujeres de la misma sociedad. Y entender que si ese orden no produce dignidad, se puede transformar o crear uno nuevo, en cooperación con otros.

7 APRENDIZAJES BÁSICOS PARA LA CONVIVENCIA SOCIAL(*)

Para todos los días. Para toda la vida

Aunque el ser humano posee una tendencia natural a convivir con los otros, la convivencia social es construida, no se da naturalmente. Si queremos tener nuevas formas de convivencia social que garanticen la protección de la vida, los derechos humanos y la felicidad, debemos construirlas. La convivencia se aprende, se construye y se enseña.
Es tarea de toda la vida de una persona y de una sociedad.
Los 7 aprendizajes básicos para la convivencia social son:

  1. APRENDER A NO AGREDIR AL CONGÉNERE. Fundamento de todo modelo de convivencia social.
    En el hombre la agresividad puede convertirse en amor o en hostilidad hacia el otro. Es necesario aprender a dejar el combate sin perder la competitividad, a ser fuerte sin perder la ternura y la compasión por el otro, quien, por ser diferente, puede ser mi complemento o quizá mi opositor, pero nunca mi enemigo.
  2. APRENDER A COMUNICARSE. Base de la autoafirmación personal y grupal.
    Toda comunicación busca transmitir un sentido que espera sea reconocido por otros. Yo me afirmo cuando el otro me reconoce y el otro se afirma con mi reconocimiento. Una sociedad que aprende a comunicarse de muchas maneras, siempre encuentra formas para solucionar sus conflictos pacíficamente.
  3. APRENDER A INTERACTUAR. Base de los modelos de relación social.
    Aprender a percibirme y a percibir a los otros como personas que evolucionamos y cambiamos en las relaciones intersubjetivas, pero guiados por unas reglas básicas universales: los Derechos Humanos.
  4. APRENDER A DECIDIR EN GRUPO. Base de la política y de la economía.
    El grado de convivencia de una sociedad depende de su capacidad de concertar intereses y futuros, de forma participada, a todos los niveles. Aprendiendo a concertar en grupo se puede aprender el máximo nivel de concertación: la concertación del Interés General o el Bien Común.
  5. APRENDER A CUIDARSE. Base de los modelos de salud y seguridad social.
    La convivencia supone aprender a cuidar el “bien estar” físico y psicológico de sí mismo y de los otros; esta es una forma de expresar el amor por la vida. Aprender a cuidarse significa también aprender a crear condiciones adecuadas para todos.
  6. APRENDER A CUIDAR EL ENTORNO. Fundamento de la supervivencia.
    Aprender a vivir socialmente es ante todo aprender a estar en el mundo; es aceptar que somos parte de la naturaleza y del universo y que no es posible herir al planeta tierra sin herirnos a nosotros mismos. Una ética de la convivencia social supone el cuidado del lugar donde todos estamos: la biosfera.
  7. APRENDER A VALORAR EL SABER SOCIAL. Base de la evolución social y cultural.
    El conocimiento y contacto con los mejores saberes culturales y académicos de una sociedad, produce hombres y mujeres más racionales, más vinculados a la historia y a la vida cotidiana de la sociedad y más capaces de comprender los beneficios y posibilidades de la convivencia social.

La cédula de ciudadanía y la mayoría de edad son requisitos legales para ejercer la ciudadanía, pero lo que hace al ciudadano es la capacidad de crear o modificar el orden social, es decir, la capacidad de crear libertad.

La libertad no es posible sino en el orden. Pero el único orden que produce libertad es el que yo construyo, en cooperación con otros, para hacer posible la dignidad humana para todos. Esta construcción colectiva ocurre ya sea actuando directamente o a través de representantes confiables.

Actuar en cooperación con otros requiere poder crear organización o pertenecer, con sentido, a una organización. Es a través de la organización como las personas se convierten en actores sociales. Por eso su importancia.

1.3. LAS ORGANIZACIONES Y LAS INSTITUCIONES.

Siguiendo a D. North5, podemos decir que las organizaciones son reglas de juego en una sociedad, o más formalmente, son limitaciones ideadas por los hombres y las mujeres y que dan forma a la interacción humana. Por consiguiente estructuran incentivos de intercambio humano, sea político, social o económico.

Cuando queremos saludar a los amigos, comprar naranjas, hacer préstamos, enterrar a los muertos… sabemos cómo hacerlo. Esas reglas o limitaciones que hemos acordado, nos dicen y nos orientan sobre cómo hacer esos intercambios (transacciones) de una forma segura y productiva.

Las organizaciones y las instituciones nos ayudan a reducir la incertidumbre, porque proporcionan una estructura a la vida cotidiana. Constituyen una guía para la interacción humana. Las instituciones definen y limitan el conjunto de comportamientos de los individuos. Estas limitaciones dan forma a la interacción humana. Hasta aquí D. North.

De esto se deducen varias implicaciones:

  • Una organización es tanto más útil para la sociedad, en la medida en que genere más intercambios (transacciones) con otras organizaciones o con las personas en su vida diaria.
  • Las organizaciones generan más transacciones útiles y fáciles cuando tienen reglas bien definidas para interactuar, entre sí o con las personas. Limitan adecuadamente la libertad.
  • Por el contrario, cuando las organizaciones y las instituciones tienen reglas que son ambiguas o contradictorias, los intercambios son lentos y costosos en tiempo y dinero.
  • Mientras más intercambios (transacciones) útiles generen las organizaciones, la sociedad es más dinámica y produce más riqueza.
  • La participación ciudadana crece cuando las personas pueden hacer más transacciones útiles, ya sean económicas, políticas, sociales o culturales.
  • La burocracia, en sentido negativo, ocurre cuando las organizaciones y las instituciones vuelven las transacciones lentas y costosas. Por tanto, disminuyen la participación del ciudadano.

Otra forma de ver las instituciones6 orientados a:

  • Solucionar continuamente un problema.
  • Prevenir continuamente un problema.
  • Conservar en el tiempo la solución a un problema.

Desde este punto de vista, es la comprensión o evolución de los problemas lo que determina y orienta los ordenamientos institucionales útiles para la sociedad.

Si el problema evoluciona o desaparece en la sociedad, las instituciones deben evolucionar o desaparecer (con la invención del automóvil, el caballo dejó de ser relevante para el transporte… fueron desapareciendo las herrerías y apareciendo los talleres).

La burocracia surge cuando la organización institucional pierde de vista el problema social que le dio origen y se dedica a proteger la institución por la institución.

Según J. B. Toro7 las personas se hacen sujetos sociales y políticos al generar organización, porque crear organización requiere:

a) Delimitar una identidad que la diferencie y la identifique dentro del todo social. Esto implica aceptar reconocerse como distinto y poder reconocer a los otros en su diferencia.

b) Crear reglas de inclusión (quiénes pueden pertenecer) y de exclusión (quiénes no pueden pertenecer). Esto implica aceptar reglas internas y externas, entender y obligarse a comportamientos específicos frente a otros y ante sí mismo.

c) Definir formas y normas de articulación, rearticulación y desarticulación con otras organizaciones para establecer convenios, contratos, intercambios y concertaciones.

d) Aprender a hacer planes y proyectos para garantizar la supervivencia y la proyección de la organización. Esto implica aprender a diseñar futuros sociales (con los otros), a cuidarlos y a defenderlos.

e) Y, quizás lo más importante, se requiere aprender a buscar el reconocimiento en el «todo general», es decir, en el Estado. Esto implica aprender que el Estado debe reflejar la organización de la sociedad a la que pertenece y que debe estar cerca de ella.

La creación y el desarrollo de las organizaciones son, al mismo tiempo, factor pedagógico para la formación de ciudadanía y el fortalecimiento de la democracia, porque aumentan el tejido social. Y a través de las organizaciones las personas pueden negociar y establecer su futuro… Y poder definir el futuro es la máxima expresión de autonomía, es decir, de ciudadanía.

1.4. EL TEJIDO SOCIAL: LA MAYOR RIQUEZA DE UNA SOCIEDAD.

Tocqueville8, tratando de buscar una explicación a la fortaleza de la democracia de Estados Unidos, dice: «En los países democráticos la ciencia de la asociación es la ciencia madre; el progreso de todo lo demás depende de ella».

Saber organizarse, saber asociarse es la ciencia maestra de una sociedad, porque la asociación organizada produce autorregulación en la sociedad y permite más fácilmente la protección de los derechos.

El primer paso para superar la pobreza en una localidad, región o sociedad es crear y fortalecer las organizaciones. Uno de los indicadores de pobreza más severos es no estar organizado.

Cuando la persona no está organizada no se siente obligada a respetar reglas con los otros ni con la sociedad (no tiene autorregulación) y al mismo tiempo, su aislamiento facilita que otros le violen sus derechos (no tiene protección social).

Una sociedad es tanto más sólida en cuanto tenga mayor número de organizaciones o asociaciones productivas, es decir, organizaciones que generan muchas transacciones políticas, económicas, sociales y culturales útiles.

La relevancia (importancia) de una persona y la capacidad de influir en su entorno social, están relacionadas con el número de organizaciones productivas a las que pertenece esa persona. Sus actuaciones, su pensamiento y sus decisiones tienen un mayor chance de afectar a más personas.

Ilustración No 1. Símil de Tejido Social.Ilustracion No1. Simil de Tejido Social

Lo que llamamos tejido social se refiere al entramado que generan entre sí las diferentes organizaciones. A mayor número de organizaciones productivas, mayor dinámica, fortaleza y autorregulación logra la sociedad. El símil es textil: a mayor entramado y más hilos… más fuerte la tela.

En la ilustración No 1, imaginemos que los puntos representan personas de un mismo barrio o de una sociedad. La persona A pertenece a cuatro organizaciones, B a una y C no pertenece a ninguna organización.

Si alguien pretende violarle un derecho a A, su reacción por reclamar o proteger su derecho hace vibrar o movilizar a más personas a través de las organizaciones a las que pertenece; está más protegido en sus derechos. B tiene menos posibilidades y C se encontraría rogando ayuda de persona en persona. No estar organizado es pobreza.

Pero, al mismo tiempo, si A quiere transgredir una norma o una costumbre, tiene que pensarlo mucho. Al afectar a muchos, negativamente, va a recibir el rechazo y/o el castigo social de muchos. Por lo tanto, A buscará controlarse más que B; y C puede descontrolarse socialmente con facilidad. La organización produce autorregulación en la sociedad.

Cuando una parte de la sociedad tiene mayor tejido (más organizaciones) y otras partes menos, la distribución de los bienes y servicios privados y colectivos (los derechos) tiende a ser inequitativa.

La organización permite solucionar los conflictos productivamente (sin violencia). Hace del conflicto una oportunidad porque permite establecer reglas para ceder y recibir cesiones; reglas y criterios que, al ser respetados por todos, permiten llegar a soluciones equilibradas y de resultados más o menos permanentes. Regularmente, un conflicto sin organizaciones conduce al caos.

Cuando aquí se habla de organizaciones, se refiere a todo tipo de organización: desde el círculo de amigos que se reúne sistemáticamente a jugar cartas o a tejer croché, hasta la organización política o el movimiento social.

Para solucionar problemas o lograr objetivos en una localidad o una sociedad, en términos de transacciones, puede ser tan importante el club de tejo, como la junta directiva de una empresa o del movimiento social. Es necesario dejar de creer que sólo la organización política es importante (sin dejar de reconocer la importancia de la política).

APRENDER A GESTIONAR EN RED: UN DESAFÍO PARA LAS ONG Y TODAS LAS ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL -OSC-(1)
Una red de instituciones existe cuando se forma un sistema de instituciones interdependientes, es decir, cuando ninguno de los miembros está en capacidad de lograr las metas por sí solo y la red se tiene que mantener como entidad viable, para que cada organización pueda cumplirlas y así los propósitos conjuntos sean alcanzables.

En términos prácticos, una red existe, cuando cada actor o miembro de la red debe preocuparse por contribuir al logro de las metas de los otros actores, porque solo así él puede cumplir las propias.

Gestionar una red, significa entonces, la gerencia de un sistema de organizaciones sociales o actores sociales interdependientes.

Gestionar una red, es gestionar un juego de intereses, lo cual implica construir relaciones y establecer áreas de confianza y respeto mutuo, para lograr que las transacciones y negociaciones de intereses sean económicas y transparentes.

Algunas redes son temporales y se sustentan en proyectos concertados y programáticos: metas a lograr en un tiempo determinado, después del cual la red se disuelve o se redefine para nuevas metas programáticas. Otras son permanentes y funcionales por estar vinculadas a un problema continuo (p.ej. empleo, medio ambiente, prevención en salud, etc.).

La gerencia de redes requiere una gestión de visión estratégica que permita avanzar, poco a poco, con todo el conjunto, para generar una ética y una estructura de cohesión para la ejecución global(2)

Habría que considerar entonces ciertas características de la gestión en red:

a) Las metas globales de la red deben ser de beneficio colectivo; deben estar orientadas a beneficiar la sociedad como un todo. La potencia social de las ONG y/o OSC proviene de su capacidad de poner las metas y los objetivos «hacia fuera». No es posible (o es muy difícil) concebir una red de organizaciones en donde cada una define las metas «hacia adentro».

b) La gestión de una red, supone generar un movimiento. El logro de metas externas, de cada miembro y del conjunto, requiere la movilización de las OSC y las ONG hacia el logro de metas comunes para la sociedad. Aquí se entiende por movilización la convocación de voluntades y/o decisiones institucionales hacia el logro de metas comunes y compartidas públicamente.

c) Las metas de cada miembro de la red deben ser significativas dentro del conjunto, y cada uno debe poder valorar el significado de las metas de los otros, dentro del mismo.

d) En muchas ocasiones, el logro de las metas globales sostenibles, requiere la participación activa, en el escenario, de organizaciones más débiles. La gestión aquí supone ir creando condiciones para que las metas de las organizaciones más débiles y del conjunto se puedan lograr, fortaleciendo la formación de líderes, los niveles de negociación de sus intereses, la capacidad de manejar información del entorno, fortaleciendo sus relaciones con actores estratégicos, etc.

En síntesis, la gestión de una red implica, al mismo tiempo, buscar cumplir las metas; pero sobre todo, crear un entorno estable en el cual se puedan lograr.


(1) Tomado de: Toro A., José Bernardo. Boletín En Red. Confederación Colombiana de ONG (CCONG). Bogotá. 2000.
(2) Una posible forma de ejemplificar una gerencia de un sistema interdependiente es el caso de la gestión de un Productor General en cine o televisión. Él, por sí mismo, no puede conseguir el resultado (la película o la serie de televisión); los diferentes Directores de la obra (arte, sonido, gerente, director general, etc.) están buscando hacer prevalecer sus propósitos pero ninguno puede alcanzarlos sin el otro y cada uno debe contribuir al máximo logro del otro, para que así pueda tener significado en el conjunto.

PARTE II

LOS PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA DEMOCRACIA

Para construir entre todos un orden social donde todos podamos ser felices9

Un(a) líder social y comunitario(a) que tiene como propósito contribuir a la construcción del Estado Social de Derecho (el proyecto de nación), requiere poseer una comprensión y un discurso sólido, sencillo y estructurado acerca de la democracia. Es la pretensión de este aparte.

La democracia no es una ciencia, no es un dogma, no es un partido, no es una política. La Democracia es una forma de ver el mundo; es un modo de ser, una forma de vivir y de estar en el mundo. En una palabra, la Democracia es una Cosmovisión.

Toda cosmovisión es una forma de ordenar el mundo. Cuando una cosmovisión es compartida por muchos, es una cosmovisión social y produce cohesión.

Por ejemplo, el cristianismo es una cosmovisión que propone aceptar que el mundo es creado por un ser superior y que el otro es mi hermano. El islamismo, el capitalismo, el marxismo… son otras cosmovisiones. Y esas cosmovisiones penetran e influyen toda la vida, el pensamiento, las relaciones privadas y públicas.

La democracia no es natural al ser humano. Es un invento que ocurrió hace 2.500 años, en la Grecia antigua. Y como toda creación humana puede prosperar, perecer y volver a aparecer.

Los griegos crearon las ideas democráticas, occidente las heredó y con el correr de los tiempos estos ideales fueron asumidos por otras culturas10.

«La democracia no sólo es una verdad en construcción. Es ante todo un «ethos», un modo de ser, también en construcción, con base en vivencias valorativas. No se puede pensar en ser demócrata cuando no se ha experimentado el valor de la solidaridad, del altruismo, de la responsabilidad social, del espíritu cívico, del respeto por los bienes comunes y, ante todo, el respeto por la persona humana»11.

Por ser una construcción continua, la democracia es como el amor: no se puede comprar, no se puede decretar… sólo se puede vivir y construir.

Nadie le puede dar la democracia a una sociedad. La democracia es una decisión que toma la sociedad. Y esa fue la decisión que tomamos en la Constitución de 1991: construir el Estado Social de Derecho.

Por ser la democracia una cosmovisión, lo penetra todo. Las ideas democráticas conducen a preguntarnos acerca de cómo construir matrimonios democráticos y relaciones de pareja democráticas; familias, empresas y sindicatos democráticos; cómo es un partido y un Estado democrático.

Por ser la democracia una cosmovisión no se construye sobre leyes, sino sobre principios de orden ético, que nos orientan en la construcción del proyecto democrático:

  • El principio de Secularidad
  • El principio de Autofundación
  • El principio de Incertidumbre
  • El principio Ético
  • El principio de la Complejidad
  • El principio de Lo Público

Por ser la democracia una construcción, el contenido de estos principios se ha ido elaborando a través del tiempo. Unos surgieron en Grecia y otros, como el principio ético y el de lo público, son más recientes.

Principio de Secularidad

Todo orden social es construido.
El orden social no es natural,
por eso son posibles las transformaciones en la sociedad.

La democracia es un invento del ser humano. El ser humano se inventó la sociedad, por consiguiente ningún orden social es de origen divino o externo a la voluntad de las personas que lo asumen.

Todo orden social es construido; por lo tanto, todo orden social puede ser transformado por la misma voluntad de quienes lo construyeron.

La democracia es una opción de sociedad que expresa una forma de ver, interpretar y ordenar el mundo en función del respeto por los Derechos Humanos.

Una sociedad Democrática:

  • Acepta que su orden social es construido entre todos.
  • Percibe a sus ciudadanos como fuente y como creadores de ese orden.
  • Tiene conciencia de que los ciudadanos pueden modificar el orden social.
  • Convierte los problemas en oportunidades, a través del debate y la deliberación pública entre los ciudadanos.

PRINCIPIO DE AUTOFUNDACIÓN

La democracia es un orden
que se caracteriza porque las Leyes y las normas
son construidas o transformadas
por las mismas personas que las van a vivir, cumplir y proteger.

La democracia es una decisión de la sociedad. La principal característica de la democracia es que, en ella, las Leyes y las normas son construidas o transformadas precisamente por las mismas personas que las van a vivir, cumplir y proteger.

Esto significa que la democracia es el espacio por excelencia de la libertad, puesto que ésta sólo es posible cuando resulta del mutuo acuerdo de cumplir y respetar aquello que fue producto de una decisión libre, es decir, de un acuerdo fundado colectivamente.

Una sociedad empieza a ser libre y autónoma cuando ella misma es responsable de haberse dado el orden social y político que quiere vivir, cumplir y proteger para la dignidad de todos.

La democracia es un orden autofundado: son las mismas personas que conforman la sociedad quienes deciden el orden que aceptan para vivir y quienes lo transforman cuando lo consideran conveniente. Por eso la democracia requiere de la participación de todos los miembros de la sociedad.

Este principio es la base de la gobernabilidad, la ética, la creatividad, la autonomía, la libertad, la participación y la representatividad. La convivencia democrática empieza cuando la sociedad aprende a autofundar su orden social.

PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE

No existe un modelo ideal de democracia que podamos copiar o imitar: 
a cada sociedad le toca crear su propio orden democrático.

La democracia es una construcción cotidiana. Como forma de ver, interpretar y ordenar el mundo, la democracia es una cosmovisión. Las cosmovisiones tienen la particularidad de que conservándolo todo, lo ordenan todo de otra manera.

Nadie, externo a ella, puede darle a ninguna sociedad su cosmovisión democrática, pues ésta es una decisión que toma la sociedad. Esta es una decisión que lo afecta todo, lo pregunta todo: ¿Cómo son las instituciones democráticas? ¿Cómo son las empresas democráticas? ¿Cómo son las organizaciones democráticas, los partidos democráticos, las familias democráticas…? La construcción de la democracia necesariamente afecta a toda la sociedad.

Es posible aprender de la experiencia de otras sociedades, pero a cada sociedad le corresponde construir su propio orden democrático a partir de su historia, de su conocimiento, de su tradición y de su memoria; a partir de lo que es, de lo que tiene y de la manera como es capaz de proyectarse. Puesto que nadie sabe cómo es el orden social perfecto, ni la familia perfecta, ni la institucionalidad perfecta, es necesario trabajar todos los días en su construcción: en esto consiste el principio de incertidumbre.

PRINCIPIO ÉTICO

Aunque no existe un modelo ideal de democracia,
todo orden democrático está orientado
a hacer posibles los Derechos Humanos y a cuidar y proteger la vida.

La democracia es el proyecto de la dignidad humana. El Proyecto de Humanidad contenido en la promulgación de la “DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS” el 10 de diciembre de 1948, constituye el norte ético del Proyecto Democrático. Un orden social se autofunda democrático si contribuye a hacer posibles, para todos, los derechos humanos y la vida, es decir, si se compromete con la Dignidad Humana.

Esto significa que el respeto por los Derechos Humanos no debe entenderse como norma sino como una manera de vivir y una forma de ser; como criterios que conducen a elegir siempre lo que le conviene a la vida digna de todos.

El principio ético propone una pregunta básica: ¿Cómo pueden los Derechos Humanos convertirse en principio ordenador de las relaciones sociales, de la política, de la economía, de la cultura, en pocas palabras, en principio ordenador de la vida social?

El reto es radical: sólo es posible construir la democracia en una sociedad que se construya a sí misma sobre la lógica de los Derechos Humanos.

PRINCIPIO DE LA COMPLEJIDAD

El conflicto, la diversidad y la diferencia
son constitutivos de la convivencia democrática.

La democracia es incluyente de todos los intereses. Para la democracia, la paz no es la ausencia de conflictos; la paz es el resultado de una sociedad que es capaz de aceptar reglas para dirimir el conflicto sin el eliminar al otro (ni física, ni sociológica, ni psicológicamente), porque en la democracia no existen los enemigos, existen los opositores: personas que piensan distinto, quieren distinto, tienen intereses distintos que pueden colisionar con los míos, pero con las cuales puedo concertar futuros comunes.

Uno de los instrumentos más poderosos que tiene la democracia para hacer del conflicto una oportunidad positiva es la deliberación.

La deliberación se convierte en un valor social, cuando, frente a un conflicto:

  • Las diferentes personas son capaces de poner en juego sus intereses.
  • Pueden expresarlos, sustentarlos y defenderlos con serenidad y transparencia.
  • Buscan convencer a otros de la pertinencia de sus intereses, pero están dispuestos a dejarse convencer por la prioridad de otros intereses.
  • Aprenden a ceder y a recibir cesiones.
  • Y, entre todos, a partir de las diferencias, son capaces de construir bienes colectivos.

La deliberación social es el instrumento de la democracia para construir los consensos sociales que son la base de la paz.

PRINCIPIO DE LO PÚBLICO

En la democracia
lo público se construye desde la sociedad civil.

La democracia es para todos. Para la democracia lo público es aquello que conviene a todos, de la misma manera, para su dignidad.

Por tanto, lo público es más amplio y rebasa ampliamente lo estatal, sin que esto signifique desconocer que las instituciones públicas por excelencia deben ser el Estado y las Leyes, precisamente porque la fortaleza de lo público proviene de su capacidad de sintetizar y representar los intereses, contradictorios o no, de todos los sectores de la sociedad.

Este principio es lo más novedoso del discurso democrático moderno. Sólo cuando una sociedad se decide a construir sus instituciones en función de la dignidad humana, tendrá las instituciones que necesita para vivir y pervivir. Sólo así existirá unión entre las instituciones y la conciencia de la sociedad.

La construcción social de lo público requiere pasar del lenguaje privado al lenguaje colectivo, de los bienes privados a los bienes colectivos, de las perspectivas privadas o corporativas a las perspectivas de nación y colectivas. Requiere desarrollar en los ciudadanos formas democráticas de pensar, sentir y actuar; esto es lo que se conoce como Cultura Democrática.

LA DEMOCRACIA COMO UNA CONSTRUCCIÓN ÍNTIMA(*)

¿Puede una generación que creció en un ambiente de violencia, exclusiones e intolerancias, educar y formar a otra generación con personalidad y comportamientos democráticos? Éste es el reto que enfrentamos los padres y las madres de hoy, después de la Constitución de 1991: ¿Cómo lograr que, al calor del hogar, los niños y jóvenes de hoy puedan imaginar y decidirse por una nueva sociedad de convivencia democrática?

Aunque no es posible ofrecer una respuesta válida a esta pregunta, quizás es posible enunciar una serie de criterios para hacer de la vida íntima del hogar un espacio para la formación democrática.

a) Aprender y entender, con los hijos, que 1991 significa una ruptura con el pasado. Hacer de la nueva Constitución un libro de familia que les permita a los niños y jóvenes imaginar nuevos futuros y compromisos. Nosotros no podemos predecir lo que ellos pueden construir si logran percibir la Constitución como un instrumento para conformar una nueva sociedad.

b) Aprender y entender, con ellos, que los órdenes sociales son construidos por los hombres y las mujeres de cada sociedad. Que no es posible culpar a nadie del orden social que se tiene. Cada sociedad tiene el orden social que quiere tener. Quizás ellos puedan ayudarnos a construir un nuevo orden social de convivencia democrática.

c) No enseñarles con qué deben comprometerse sino el valor del compromiso a favor de una sociedad justa y democrática.

d) Estudiar con ellos y contarles en verdad, en noches de ternura, los prejuicios y errores que fomentaron en el pasado (y en el presente) noches de horror, de miedo y de violencia.

e) Entender con ellos el secreto de la felicidad: luchar para que los otros puedan ser felices; y que la codicia es el principio de la infelicidad.

f) Que no es posible lograr una sociedad de convivencia sino luchando contra la pobreza. Si nuestros niños y jóvenes aprenden, de una forma activa, a luchar contra la pobreza, podrán crecer con una nueva ética civil, con un nuevo sentido de humanidad, lo que puede garantizar una superación real de la violencia.

g) Aprender y enseñarles, desde los arrullos de la cuna que no existen los enemigos, sino opositores, pensamientos distintos, otras formas de construir el futuro, con los cuales también podemos construir el mundo. Que la belleza del mundo, como la de los paisajes, está en la variedad y en la diferencia.

h) Que el futuro no es posible sin los otros; ni mis sueños sin los sueños de los otros. Y que la forma de hacer mi futuro y mis sueños posibles es concertar con el futuro y los sueños de los otros.

Actuando así podemos dejar que ellos (niños y jóvenes) puedan formular las nuevas preguntas y nosotros construir con ellos las respuestas en el hogar, para que ellos las hagan realidad. Pero nosotros entonces habremos cambiado.


PARTE III

LA CONSTRUCCIÓN DE LO PÚBLICO Y DE BIENES COLECTIVOS

Lo público

«[el] lugar donde todo sucede,
donde se prueba el amor,
la identidad se afirma;
la justicia es destino,
la verdad horizonte;
compromiso la libertad.

Allí nace la tolerancia,
luce la solidaridad,
florece el diálogo,
crece la fortaleza,
acontece la responsabilidad.»12

 

3.1. QUÉ ES LO PÚBLICO?

3.1.1. Lo Público desde lo que conviene a todos.

Lo público es aquello que conviene a todos(as), de la misma manera, para la dignidad de todos(as). El andén es público o el parque es público, porque siempre están allí, para que todos transiten y se diviertan, sin exclusiones por razón de clase, edad, sexo, partido o religión.

Todos los bienes o servicios destinados a la satisfacción de las necesidades comunes e indispensables, que hacen posible la vida digna de todos y todas, son los bienes públicos o bienes colectivos por excelencia: la justicia, la vigilancia de las calles, los servicios domiciliarios (agua, luz, alcantarillado), la educación básica, la salud preventiva, la vivienda mínima, las telecomunicaciones, etc.

Cuando la disponibilidad o el goce de estos bienes o servicios excluye a una parte de la población o son de una calidad para unos y de otra calidad para otros, se dice que hay inequidad o corporativismo.

Por ejemplo: en Colombia hemos dejado corporativizar la educación. Hemos aceptado como natural que haya una calidad educativa para los niños y jóvenes que van a establecimientos privados y otra calidad para los alumnos de los establecimientos que se pagan con los dineros fiscales. La educación será pública cuando estudiar en un colegio pagado con el dinero de los impuestos (como el Camilo Torres) produzca los mismos aprendizajes y el mismo reconocimiento social, que estudiar en un colegio privado (como el San Carlos).

La educación no es pública porque se paga con recursos del Estado. Es pública cuando es de igual calidad para todos, estudie donde estudie el alumno.

Cuando los bienes o servicios públicos se construyen en función de intereses particulares (de grupos o sectores sociales) y las decisiones sobre el acceso o el uso del bien o servicio están determinadas por motivos distintos del bien común, ese bien público es excluyente o inequitativo. Es lo que se entiende como corporativizar lo público: apropiarse, para beneficio privado, de un bien que debe existir para todos, de la misma manera. La corrupción es la apropiación privada de lo público.

3.1.2. Lo Público desde la Comunicación y el Debate.

Otra forma de entender lo público es desde la comunicación:

«Lo público viene de pueblo. Desde un comienzo la palabra se relaciona con la inclusión.

Lo público es lo contrario de lo secreto. Originariamente corresponde a lo que llega a ser de conocimiento del pueblo (…).

La creciente importancia de lo público se manifiesta en el criterio de que (sic) para un campo amplio de acciones y para un conjunto cada vez más amplio de actores solo es aceptable, válido, lo que puede ser validado por la vía de una comunicación abierta a todos los intereses y afectados»13.

Esta concepción comunicativa de lo público es fundamental hoy, para crear la gobernabilidad, legitimar el Estado y las actuaciones de las instituciones públicas. Es lo que se conoce como la transparencia pública.

Para que una ley o una norma genere gobernabilidad, es decir, para que contribuya a ordenar el comportamiento social y sea acatada en libertad (que sea útil), debe ser debatida públicamente y guiada por el bien común. Cuando la ley se construye en secreto (a espaldas de los afectados) o camufla intereses privados con visos de interés público (los «micos»), la aplicación de esa ley fragmenta la sociedad, deslegitima las instituciones y crea condiciones para la violencia.

El debate y la deliberación pública de leyes, para que sean útiles colectivamente, requieren hacerse bajo dos supuestos:

«a) El supuesto cognitivo. Una deliberación pública necesita que los varios interlocutores estén aludiendo al mismo conjunto de hechos básicos, y esto a su vez implica que esos hechos básicos sean los hechos verdaderos. (…)

b) El supuesto ético. Una deliberación o decisión genuinamente pública implica que los interlocutores o gestores piensen o actúen en términos de valores y no de intereses, es decir, que apelen genuinamente al bien común y que las discrepancias bien común»14.

Lo mismo puede decirse de la actuación del Estado y los funcionarios públicos. Cuando sus actuaciones son visibles y orientadas hacia el bien común su autoridad crece.

La autoridad de un Estado proviene de su capacidad de generar acatamiento de los gobernados, y este acatamiento está relacionado con el nivel ético y la transparencia de las actuaciones de los funcionarios públicos: que las decisiones que se toman se aplican para todos (transparencia) y se toman a favor del bien común (ética)15.

3.1.3. Lo Público desde el Mercado.

Desde el punto de vista del mercado, un bien o servicio es público cuando el libre mercado «fallaría», es decir, produciría una cantidad no óptima en términos sociales. En otras palabras, el mercado no está en capacidad de producir el bien o el servicio de la misma manera para todos. Aquí seguimos a Gómez Buendía H.16:

«(…) un bien es público cuando falla el mercado (cuando su libre juego produciría una cantidad no óptima del bien). La falla de mercado puede deberse a distintas razones y por eso es posible agrupar los bienes públicos en cinco grandes tipos:

a) El bien público puro, que ningún individuo produciría porque cualquiera puede disfrutarlo sin pagar. Es el caso de la defensa nacional, la seguridad colectiva, la administración general del Estado y los servicios de justicia (pues en principio, una justicia pagada no es justicia al no ser universal).

b) Las externalidades positivas (cuando el productor directo no percibe la totalidad de los beneficios) o negativas (cuando no asume la totalidad de los costos), de manera que produciría menos o produciría más del óptimo social. El principal ejemplo de externalidad positiva es la investigación científico-tecnológica; abuso del medio ambiente.

c) Las indivisibilidades de oferta17 implica costos fijos tan altos que un particular no alcanza a asumirlos. Esta es una situación común en los servicios «públicos» domiciliarios (energía, acueducto, telecomunicaciones…) y en la infraestructura (carreteras, aeropuertos, amoblamiento urbano…). cuando la tecnología más eficiente.

d) Las necesidades meritorias (…), donde la incapacidad de pago de los más pobres llevaría a producir menos del óptimo social. Estas necesidades meritorias (o sea «universalmente» reconocidas) como mínimo incluyen hoy la nutrición, el techo, la salud básica y la educación básica.

e) (…) la información que incida sobre las instituciones (incluyendo la publicidad del trabajo legislativo) o sobre producción y uso de bienes públicos (por ejemplo, sobre los costos de construir y las condiciones de acceso a un aeropuerto) tienen carácter público».

3.2. QUIÉN CONSTRUYE LO PÚBLICO?

Lo público es construido por las élites. Es decir, por todas aquellas personas cuyas actividades y propósitos trascienden el ámbito de lo privado y de los entornos inmediatos18.

Ser élite no es igual a ser rico económicamente. Las élites son aquellas personas o grupos de personas que con su actuación o decisión pueden modificar los modos de pensar, sentir o actuar de una sociedad.

Esta capacidad de transformación y de influencia convierte a la persona o grupo en un referente porque puede expresar, ordenar u orientar las aspiraciones o expectativas colectivas.

Cuando una élite trabaja para producir bienes y servicios para el bien común, se dice que es dirigente (clase dirigente). Cuando esas élites privatizan lo público o usan su influencia y capacidad para producir exclusiones e inequidad, se dice que son élites dominantes (clase dominante). Todo cambio social requiere de élites, pero de élites dirigentes.

Dentro de esta perspectiva son élites dirigentes, entre otros:

a) Los intelectuales, cuando contribuyen a hacer entender, explicar e interpretar los problemas de la sociedad en función del bien colectivo. Con su pensamiento abren perspectivas y ayudan a ordenar la incertidumbre de la sociedad.

b)Los comunicadores, cuando contribuyen y crean condiciones para que los diferentes sentidos, actuaciones y formas de ver la realidad (que existen en la sociedad) puedan circular y competir en igualdad de condiciones. Cuando informan y hacen visible y valoran, de la misma manera, el mundo campesino, el indígena, el de las negritudes, los ricos, los pobres, etc.

c) Los políticos, cuando hacen converger los diferentes intereses de las personas hacia la construcción de intereses y bienes públicos. También cuando hacen leyes útiles.

d) Los artistas, porque es a través del arte (la música, la pintura, la actuación, el teatro, etc.) como una sociedad se refleja y se puede observar a sí misma para entenderse y poder cambiar. El verdadero arte es un reflejo de la sociedad que lo produce.

e) Los administradores públicos, porque de ellos depende el manejo del Bien Público por excelencia: el Estado y la aplicación de las leyes. Un Estado bien administrado es la base de la equidad, de la gobernabilidad y de la autoridad pública.

f) Los directivos y líderes de las organizaciones de la sociedad civil (ONG, sindicatos, cooperativas, asociaciones profesionales, etc.), cuando crean o administran entidades que producen bienes colectivos, facilitan las transacciones y contribuyen a fortalecer la cooperación entre lo público y lo privado para producir riqueza y superar la pobreza.

g) Los empresarios, cuando producen racionalmente bienes y servicios para la vida digna de todos, y todas sus actuaciones rentables están guiadas por criterios de responsabilidad social.

h)Los líderes sociales y comunitarios, cuando crean organizaciones y bienes colectivos para la vida digna de los barrios y de las comunidades.

i) Los líderes religiosos, en cuanto ellos tienen autoridad en la intimidad de la conciencia y en la visión de lo trascendente religioso.

3.3. DÓNDE SE CONSTRUYE LO PÚBLICO?

Lo público se construye en los espacios para la deliberación, el debate y la concertación. En los lugares en donde se toman las decisiones. En los espacios educativos y de producción del saber, en los medios de comunicación y en las industrias culturales.

Lo público, entendido como lo que conviene a todos de la misma manera para su dignidad, se construye en el Estado y en espacios no estatales:

a) Espacios de deliberación, concertación y debate: todos los organismos de elección pública. En las discusiones y asambleas públicas de barrio. En los programas, entrevistas y debates públicos a través de los medios de comunicación. En los foros y congresos internacionales.

b) Espacios de decisión: las ramas del poder público; los organismos internacionales (Naciones Unidas, OEA, Bancos Multilaterales, ONG internacionales, etc.); los gremios y asociaciones profesionales.

c) En el sistema educativo y los centros de conocimiento: el currículo de los establecimientos educativos y la actuación de la escuela o el colegio, convierten en un bien colectivo el saber de la sociedad. Por eso el fracaso escolar, o no poder acceder al sistema escolar es uno de los hechos de exclusión más nocivos para la persona.

Los centros de investigación y desarrollo tecnológico son la fuente de los nuevos bienes colectivos.

d)Las industrias culturales: las editoriales, las casas disqueras, las industrias audiovisuales, las grandes casas de moda y las industrias deportivas producen y distribuyen los bienes simbólicos, que dan sentido colectivo a la sociedad actual.

3.4. LO PÚBLICO (LO COLECTIVO) DESDE LA EMPRESA.

Puede parecer una contradicción decir que lo público y los bienes colectivos se pueden producir desde el interés privado.

Cuando las empresas y el mercado producen bienes y servicios bajo un criterio ético (que contribuyan a hacer posibles los derechos humanos) están contribuyendo a favorecer el interés común. Esto es lo que se llama la responsabilidad social empresarial.

La empresa contribuye a lo colectivo y a lo público de diferentes formas:

a) En la producción y distribución ética del valor agregado: en la transferencia (compra) a terceros. En el pago de salarios adecuados. En la distribución de utilidades a los accionistas. En el pago de los impuestos estipulados.

b) Cuando aumenta el capital social: construyendo infraestructura, mejorando el urbanismo y la arquitectura, cuidando el medio ambiente, apoyando las organizaciones cívicas y abriendo nuevos mercados y relaciones internacionales.

c) A través de la calidad y durabilidad de los productos: planificando la obsolescencia y abundancia de los productos básicos en favor de la dignidad humana y el cuidado del consumo de energía.

d) A través de los precios y penetración de los mercados: precios al alcance de las mayorías y en mercados que lleguen con servicios adecuados a las zonas pobres o apartadas, permiten ir superando la existencia de dos economías: la de los pobres y la de los ricos.

e) Promoviendo la organización interna de la empresa a través de la participación y la organización externa apoyando la organización social.

f) Aumentando las externalidades positivas: fondos para investigación y desarrollo tecnológico; difundiendo información científica y técnica y fomentando los comportamientos éticos en los contratos y licitaciones públicas.

g) Disminuyendo las externalidades negativas: fundamentalmente adquiriendo e importando procedimientos técnicos que disminuyan o eviten la contaminación o el deterioro del medio ambiente.

OBSERVACIÓN FINAL.

De todo lo expuesto se puede deducir una premisa: lo público es el lugar en donde la equidad se hace posible. A mayor producción de bienes colectivos y públicos, mayor equidad. Pero producir bienes públicos requiere de un saber que es necesario construir y desarrollar: se requiere aprender a trabajar colectivamente. En este aprendizaje, los líderes sociales y comunitarios son fundamentales. Se espera que este documento haya contribuido a abrir caminos y perspectivas en ese propósito.

Carl Sagan, en uno de los capítulos de la serie para televisión Cosmos, dice que si la ética no precede y orienta la ciencia, la tecnología y el poder, éstos destruirán la especie. El siglo XXI será el siglo de la ética, de hacer posibles los Derechos Humanos… o este siglo no será posible para el proyecto de dignidad que todos esperamos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Gómez Buendía, Hernando; Cardona, Héctor Fabio. Hacia una asociación de colombianos para la defensa del interés público. Documento de intención (versión preliminar). Bogotá. 1994.

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Villamizar A., Rodrigo y Mondragón, Juan Carlos. Zenshin: Lecciones de los países del Asia-Pacífico en tecnología, productividad y competitividad. Editorial Norma S. A. Bogotá. 1995. p.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

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Cortina, Adela. Ética aplicada y democracia radical. Editorial Tecnos S. A. Madrid. 1993.

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Lechner, Norbert. Los patios interiores de la Democracia. Ed. Siglo XXI. México. 1992.

Maturana, Humberto. La Democracia es una obra de arte. Cooperativa Editorial del Magisterio – Instituto para el desarrollo de la democracia Luis Carlos Galán. Bogotá. 1994.

Montalvo V., Clemencia; Ortiz G., Mauricio. Todos Contamos. Cuentos y vivencias para la Convivencia. Fundación Social. Ed. Norma Comunicaciones S. A. Bogotá. 1998. Colección de cinco títulos:

  • De poder podemos. Entre todos construimos nuestro orden social. Autofundación.
  • Un cuento que cambia. Cada sociedad construye su propio modelo democrático. Incertidumbre.
  • Todo cuento cuenta. La diversidad cultural es fuente de belleza y riqueza social. Complejidad.
  • Un cuento de vida. El orden democrático hace posible la vida digna y los Derechos Humanos para todos. Norte ético.
  • Un cuento bien común. Todas las decisiones públicas deben favorecer el bienestar de todos.

Savater, Fernando. Ética para Amador. Editorial Ariel S. A. Barcelona. 1991.

——–, Política para Amador. Editorial Ariel S. A. Barcelona. 1992.

Toro A., José Bernardo. 7 Aprendizajes Básicos para la Convivencia Social. Educando para hacer posibles la Vida y la Felicidad. Fundación Social. Bogotá. 1992. (Existe también una edición de Norma Comunicaciones S. A. 1998).

——–, El proyecto de Nación y la formación de los educadores en servicio. Fundación Social. (Existe también una edición de Norma Comunicaciones S. A. 1998).

——–, Aprendiendo a construir un orden donde todos podamos ser felices: la democracia. En Constitución 1991: Caja de Herramientas. Ediciones Foro Nacional por Colombia y Viva La Ciudadanía. Bogotá. 1992. p. 7-11.

Viva la Ciudadanía. Módulos de la Escuela de Liderazgo Democrático. Colección de once títulos:

  • Angarita Barón, Ciro. Soberanía del pueblo y poder constituyente. Bogotá. 1994.
  • De Castro Andrade, Regis. Introducción al pensamiento democrático contemporáneo: sus orígenes y desarrollo. Bogotá. 1994.
  • Faletto Verne, Enzo. El desarrollo latinoamericano. Sus características. Bogotá. 1994.
  • Flórez Ochoa, Rafael. Educación ciudadana y gobierno escolar. Bogotá. 1996.
  • Hoyos Vásquez, Guillermo. Derechos Humanos, ética y moral. Bogotá. 1995.
  • Londoño Botero, Rocío. Una visión de las organizaciones populares en Colombia. Bogotá. 1994.
  • Muñoz Lozada, María Teresa. Democracia y participación ciudadana. Bogotá. 1995.
  • Podion. Planificación de proyectos y diseño de indicadores. Bogotá. 1995.
  • Restrepo M., Luis Alberto. El potencial democrático de los movimientos sociales y de la sociedad civil en Colombia. Bogotá. 1994.
  • Rosero Acevedo, Gloria. Estado y sociedad civil. Bogotá. 1994.
  • Sánchez D., Rubén. La organización política y los sistemas de partidos. Bogotá. 1994.

Witman, Walt. Hojas de hierba. Editorial Novaro S. A. Barcelona. 1975.

Se recomienda leer dos novelas históricas para visualizar dos formas significativas de la construcción de lo público y lo colectivo desde el punto de vista ético:

Yourcenar, Margarite. Las memorias de Adriano. (varias ediciones).
Lapierre, Dominique; Collins, Larry. Esta noche, la libertad. Plaza y Janés Editores S. A. Bogotá. 1992.

Publicaciones periódicas:

  • Revista Foro de Foro Nacional por Colombia.
  • Periódico Caja de Herramientas, de Viva la Ciudadanía.
  • Revista Análisis Político de la Universidad Nacional de Colombia.

 

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